¿Cómo funciona una discográfica?
Los cambios de la industria de la música
Sois muchos los que os preguntáis cómo colaborar con una discográfica y qué esperar de esa relación. Lo cierto es que las reglas han cambiado en los últimos años gracias a las redes sociales y a la tecnología. Lo que funcionaba hace unos años ya no funciona de la misma manera hoy en día.
Antes del boom de las redes sociales y de internet, los artistas musicales dependían totalmente de un sello discográfico para poder crear y distribuir sus canciones. Son estas empresas las que se encargaban al 100% de hacer llegar los vinilos, casetes o los CDs a través de toda la cadena de distribución al cliente final.
Eso suponía que los sellos tenían un control muy alto sobre el producto que llegaba a los oyentes. No solo en las tiendas físicas, sino también en las radios o en diversas producciones cinematográficas o publicitarias. La capacidad de negociación la concentraba casi en su totalidad la discográfica.
Hoy en día, todo esto ha cambiado gracias a la libertad que nos proporcionan plataformas como Spotify, Youtube, SoundCloud o Instagram. Con la aparición de estas redes sociales, el artista ha recuperado poder sobre su obra y así lo están demostrando. A continuación os explicamos cómo funcionaban las discográficas y cómo funcionan ahora.
¿Cómo funcionaban las discográficas antes de la aparición de las redes sociales?
Los primero que tienes que saber es cómo se dividen los derechos de la música sobre los cuales se obtienen beneficios. Por un lado están los derechos de autor y por otro, los derechos de máster.
Derechos de Autor
Estos derechos son los que normalmente le pertenecen al creador de una canción. Dentro de ellos podemos distinguir los de composición y los de la escritura de la letra.
Recordemos que hay muchos artistas que ni componen ni escriben la letra. Por ello, aquellos que sí saben componer música y que, además, escriben la letra de sus temas estarán interesados en que se les reconozca la autoría y los derechos sobre estos conceptos.
Derechos de Máster
El Máster es el resultado final de una canción una vez que ha pasado por diversos procesos que la van puliendo. Lo componen pasos tan importantes como son la grabación, la producción, la mezcla o la masterización del tema.
Los contratos discográficos de siempre
Antiguamente y hasta hace muy poco, la discográfica era la encargada de invertir muchísimo dinero para conseguir que un álbum determinado se escuchara por todos los rincones del mundo. Los sellos tenían que invertir en publicidad, en el estudio, los músicos, ingenieros de sonido, sistemas de lectura de audio (vinilos, cds...), la fabricación de los mismos, etcétera.
De igual manera, las discográficas también cuentan con una serie de servicios tales como los jurídicos, administrativos, marketing o de promoción que son imprescindibles para que un artista se centre en crear música y que no se entretenga con obstáculos que lo distraigan de su principal cometido.
Por esto mismo, era normal que todos los derechos del máster pertenecieran a las discográficas, ya que se encargaban de poner a disposición de los artistas todos los medios necesarios para sacar adelante un álbum. Además, en el caso de que el disco no resultara fructífero económicamente hablando, la inversión la perderían.
Entonces, los artistas normalmente se quedaban con los derechos de autor, en el caso de que fueran ellos los compositores y dueños de las letras, para quedarse así con un porcentaje de los ingresos relativamente pequeños. Estaríamos hablando de porcentajes que rondarían el 15% de las ventas.
Antes de empezar a cobrar ese porcentaje, la discográfica tendrá que cubrir con las ventas diversos gastos que ha hecho en ti para que compongas y grabes el disco. Son gastos en concepto de adelanto (básicamente para que puedas sobrevivir mientras compones y creas tus temas) y gastos en concepto de grabación (en el caso de que quieras grabar en tu propio estudio). Una vez que cubra esos gastos, empezarás a cobrar tu deseado porcentaje.
Además, la discográfica por ser dueñas de los derechos de máster puede decidir en qué medios quieren que aparezcan las canciones, ya sean producciones cinematográficas, anuncios o programas de radio. Es decir, la distribución de la música también está en su mano. Esto solamente es capaz de controlarlo el artista si se establece una cláusula en el contrato que le permita vetar estas apariciones, lo cual no es demasiado común.
Por si fuera poco, las discográficas se salvan las espaldas estableciendo cláusulas en las que prohíben a los artistas la regrabación de los temas cuyos derechos de máster pertenecen a los sellos discográficos. De esta forma, en el caso de que un artista acabe mal con la discográfica, esta última podría estar tranquila ante la amenaza de regrabación de los temas con otro sello.
Esto último es exactamente lo que le ha sucedido a Taylor Swift con su archienemigo Scooter Braun, quien compró los derechos de las canciones de Taylor. Sin embargo, la joven artista cuenta con el poder de vetar la aparición de sus canciones en cualquier sitio. Pero es que además, Swift ha indicado que va a regrabar sus antiguas canciones exactamente igual a como suenan para ser dueña de los derechos de máster.
¿Cómo funcionan ahora las discográficas con las redes sociales?
Hoy en día, como ya decíamos antes, las reglas del juego han cambiado totalmente. Ahora es mucho más fácil que nos encontremos estudios de grabación en muchos hogares para los que no ha habido que invertir más de 1.000€. Con un ordenador portátil, un teclado sintetizador, una tarjeta de sonido, unos cascos y un micrófono puedes montar tu estudio fácilmente en tu habitación.
Con este estudio, puedes componer canción y letra, además de grabar, producir, mezclar y masterizar con una calidad profesional todas nuestras canciones. Todo ello lo podemos hacer nosotros solos si tenemos los conocimientos necesarios.
Además, plataformas como SoundCloud, Spotify o Youtube nos permiten subir nuestra música sin necesidad de ningún intermediario. Y si también te manejas en otras redes sociales como Instagram, Twitter o TikTok, la promoción de tu música también puede ser cosa tuya.
Se trata de mucho trabajo para una única persona, eso está claro, pero si te gusta lo que haces y eres trabajador, puedes montártelo tú solo por tu cuenta. Sí, sin necesidad de depender de nadie. Esto es lo que nos ofrecen las redes sociales hoy en día y los avances en tecnología.
No es raro encontrarse con artistas que ellos se lo guisan todo y ellos se lo comen todo. Todavía no son muchos, pero cada vez serán más y más.
Los contratos discográficos de ahora
Entonces la cuestión ahora es por qué debemos asociarnos con una discográfica hoy en día. Pues la respuesta es bien simple: ellos siguen siendo los que manejan la industria en muchos aspectos.
Bien es cierto que aunque los formatos físicos como el cd cada vez se ven menos, todavía quedan clientes que los demandan. No a los niveles de hace veinte años, pero desde luego que se puede llegar aún a mucha gente con estos formatos.
Por otro lado, la gestión de la música para su venta y comercialización, no solo en plataformas como Spotify, sino para grandes productora audiovisuales la siguen dominando las discográficas. Ten en cuenta que es a lo que se dedican, por lo que la capacidad de negociación será mucho mayor si la gestiona una discográfica que si lo haces tú solo. Además, en muchos casos, la compra de los derechos de una canción para que aparezca en una película viene acompañada de la obligación de que el comprador adquiera también otras canciones no tan atractivas, por lo que si eres poco conocido, te interesa llamar a la puerta de un sello.
Las discográficas conocen bien el mundillo y cuentan con contactos que te permitirán darte a conocer de manera más rápida y sencilla que si lo intentaras por tu cuenta. Además, su profesionalidad tanto en cuestiones administrativas como contables, de diseño o publicidad te permitirán centrarte en crear música.
Existen numerosas discográficas y distribuidoras online que pueden interesarte.
Dicho esto, bien es cierto que gracias a las redes sociales y al peso que puedes obtener como artista en ellas si te sabes promocionar bien, los sellos están empezando ofrecer mejores porcentajes y a incluir servicios mucho más completos de gestión de tus cuentas en estas redes. Lo llaman contrato 360 y es una forma que tienen de ingresar más dinero por ese servicio y de quitarte a ti esa carga de trabajo.
En cualquier caso, hoy en día es más fácil negociar en base a las cartas que tengas. Aprende a negociar por email, con tiempo, cambiando las cláusulas que no te convenzan e intentando alcanzar un acuerdo positivo para ambas partes. Aprende también a guardarte algún as bajo la manga por si fuera necesario, pero exige aquellos derechos que son tuyos y un porcentaje justo por tu trabajo y obra.
Y si te gustan los retos, entonces deberías plantearte crear tu propia discográfica. Sí deberás invertir dinero y tiempo en ella, pero lo que está claro es que todos los beneficios serán para ti. En el mundo digital en el que vivimos tampoco es tan difícil, solo debes esforzarte y hacer buena música.
¡BUEN RITMO!
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